jueves, 25 de junio de 2009

PLATERO Y YO


"Platero," primer capítulo


Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra... Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
— Tiene acero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
Preguntas de comprensión
Responde a las preguntas posteando tu respuesta con frases completas.

1. ¿Cómo es Platero físicamente? ¿Qué tipo de animal es?
2. ¿Cómo son sus ojos?
3. ¿Qué adjetivo usa el autor para describir el trotecillo de Platero? ¿Cómo es su personalidad?
4. ¿Qué le gusta comer a Platero? ¿Es normal para un animal comer fruta?
5. ¿Qué adjetivos usa J.R. Jiménez para comparar a Platero con los niños? ¿Qué tiene Platero en común con las piedras?
6. ¿Qué piensan de Platero los hombres del campo?

LA ARAÑA Y LA VIEJECITA


En una casita, en lo alto de una montaña, vivía hace tiempo una viejecita muy buena y cariñosa.
Tenía el pelo blanco y la piel de su cara era tan clara como los rayos del sol.
Estaba muy sola y un poco triste, porque nadie iba a visitarla.
Lo único que poseía era un viejo baúl y la compañía de una arañita muy trabajadora, que siempre le acompañaba cuando tejía y hacía labores.
La pequeña araña, conocía muy bien cuando la viejecita era feliz y cuando no.
Desde muy pequeña la observaba y había aprendido tanto de ella que pensó que sería buena idea intentar que bajara al pueblo para hablar con los demás. Así aprenderían todo lo que ella podía enseñarles.
Ella les enseñaría a ser valientes cuando estén solos, a ser fuertes para vencer los problemas de cada día y algo muy, muy importante a crear ilusiones, sueños, fantasías.
Las horas pasaban junto a la chimenea y las dos se entretenían bordando y haciendo punto.
La viejecita, apenas podías sostener las madejas y los hilos en sus brazos.
¡Qué cansada me siento!, ¡Me pesan mucho estas agujas!. Decía la ancianita.
La arañita, la mimaba y la sonreía.
Un día, la araña, pensó que ya había llegado el momento de poner en práctica su idea.
¿Sabes, lo que haremos?. ¡Iremos al mercado a vender nuestras labores!. ¡Así, ganaremos dinero y podremos ver a otras personas y hablar con ellas!.
La anciana no estaba muy convencida.
¡Hace mucho tiempo que no hablo con nadie!. Dijo: la anciana.
¿Crees que puede importarle a alguien lo que yo le diga?.
¡Claro que sí!. ¡Verás como nos divertimos!.
Se pusieron en marcha, bajaron despacito, como el que no quiere perder ni un minuto de la vida.
Iban admirando el paisaje, los árboles, las flores y los pequeños animalitos que veían por el camino.
Llegaron al mercado y extendieron sus bordados sobre una gran mesa.
Todo el mundo se paraba a mirarlos. ¡Eran tan bonitos!.
La gente les compró todo lo que llevaban. ¡Además hicieron buenos amigos!.
Enseguida, los demás, se dieron cuenta de la gran persona que era la viejecita y le pedían consejo sobre sus problemillas.
Al principio, le daba un poco de vergüenza que todo el mundo, la preguntara cosas. Pero poco a poco descubrió el gran valor que tienen las palabras y cómo muchas veces una palabra ayuda a superar las tristezas.
Palabras llenas de cariño como:
¡Animo, adelante, puedes conseguirlo!. ¡Confía en ti, cree en ti!.
Ella también aprendió ese día, que las cosas que sentimos en el corazón, debemos sacarlas fuera, quizá los otros puedan aprovecharlas para su vida.
La arañita le decía a la anciana: ¡Deja volar tus sentimientos, se alegre, espontánea, ofrece siempre lo mejor de ti!.
La viejecita y la araña partieron hacia su casita de la montaña.
Siguieron haciendo bordados y bordados.
Trabajaban mucho y cuando llegaba la noche la araña se iba a su rinconcito a dormir. La anciana se despedía de ella y le decía: ¡Gracias por ser mi amiga!.
¡Un amigo, es más valioso que joyas y riquezas, llora y ríe contigo y también sueña!.
Mientras sentía estos pensamientos, la viejecita se iba quedando dormida, sus ojos cansados se cerraron y la paz brilló en su cara.
La luna les acompañaba e iluminaba la pequeña casita y nunca, nunca estaban solas. Más allá, muy lejos, sus seres queridos velaban sus sueños.

miércoles, 24 de junio de 2009

EL SOMBRERO



Teresa está en el parque. Acaba de encontrar un sombrero.

Buenos días -le dice el sombrero-, yo he perdido mi cabeza

¿Quién me puede ayudar? Teresa muy extrañada, le pregunta:

¿Y por qué necesitas tú una cabeza? El sombrero le responde casi enojado:

-Claro que yo necesito una cabeza, sin cabeza yo no puedo pensar, sin cabeza yo no sé a dónde ir, sin cabeza…¡Yo no soy nadie!

-Tienes razón, yo te ayudaré a buscar tu cabeza. ¿Cómo es ella?

¿es redonda u ovalada? ¿es pelada o peluda? ¿es grande o chica?… ¿tiene moño?

Pero el sombrero de nada se acuerda. Está desesperado y tiene ganas de llorar.

Teresa y el sombrero salen en busca de la cabeza.

Recorren todo el parque mirando y buscando, pero nada. Nadie busca un sombrero.

De repente, un recuerdo vino a la memoria del sombrero y dice:

-Escucha Teresa, ahora tengo algún recuerdo. Mi cabeza no paraba de decir:

“cuando yo vea a Teresa le prestaré mi osito regalón y mi pelota”.

Cuando el sombrero pronunció estas palabras, Teresa exclamó:

-¡Es Sofía, mi amiga Sofía! Estoy segura.

Ella siempre me presta su pelota y su osito regalón.

Anónimo


Ahora lee las preguntas y las alternativas a la respuesta, escoge la que tu crees que es la correcta.

Postea tu la alternativa indicando el número de la pregunta

1.- ¿Quién perdió la cabeza?

A. Teresa

B. El sombrero

C. El osito

D. Sofía

2.- ¿Cómo se sintió Teresa cuando el sombrero le habló?

A. Sorprendida

B. Rara

C. Preocupada

D. Indiferente

3.- ¿Cómo encontró el sombrero a Sofía?

A. Recorriendo el parque.

B. Con la ayuda de Teresa.

C. Conservando la calma.

D. Enojándose con la cabeza.

4.- Cuando Teresa preguntó si la cabeza del sombrero era “redonda u ovalada” se refería a:

A. las características de la cabeza.

B. los nombres de la cabeza.

C. las acciones que realiza la cabeza.

D. las funciones que tiene la cabeza.


¡¡¡SUERTE!!!

La profesora


Soy un niño igual que tú, estudio en cuarto básico, me gusta leer, porque mi profesora me enseñó que a través de la lectura, se pueden aprender muchas cosas.

A veces miro a mi profesora y me pregunto ¿cómo sabe tanto?; yo creo que mi profesora es un genio. Mi mamá dice que no es genio, que sabe muchas cosas por lo mucho que le gusta leer.

Pero hace algunos días, una compañera puso en apuros a la profesora al hacerle una pregunta. Resulta que la profesora enseñaba como se reproducían los mamíferos y los ovíparos. La compañera le preguntó – profesora María ¿Cómo se reproducen las almejas? La profesora le dijo a ella y a todo el curso, que no correspondía la almeja a los animales estudiados y que además no estaba segura, que la esperarán y en la próxima clase le daría una respuesta.

A la semana siguiente la profesora nos contó que el fin de semana fue a la playa, se puso traje de baño y algunas cosas de hombre rana y se metió al fondo del océano, desafiando peligros, el frío, tiburones y otras cosas. En el fondo del mar pudo ver con sus propios ojos cómo se reproducían las almejas, y así nos pudo responder. Esa semana la profesora llegó resfriada, todos sabemos la razón, además un día nos regaló cochayuyo. No hay que ser muy inteligente para saber de dónde lo sacó ¿verdad?

Puede que mi profesora no sea un genio, pero es muy aventurera y valiente. No todos podemos ser como ella.

Por eso creo que los niños para aprender, debemos ver menos televisión y leer más. Pide un libro de regalo para Navidad.


Responde brevemente, posteando tus respuestas indicando el número de la pregunta que contestaste

1) ¿En qué curso está el niño de la lectura?

2) ¿Qué pregunta hizo la niña que puso en apuros a la profesora?

3) ¿Cuál es el mensaje principal de esta lectura?

4) ¿Qué aconseja el niño para aprender?

5) ¿Qué regalo dice el niño que pidas para Navidad?

6) ¿Cómo crees que es la profesora del niño?

7) ¿Quién relata o cuenta esta historia?

8) ¿Por qué creía el niño que llegó resfriada la profesora?


SUERTE!!!!